"Terrible, dejaron los emparedados muy duros, qué lástima, son cosas que pueden pasar, Toti todas las trampas que nos pusieron para pedir todo de golpe, ahora, el camarero andaluz que tienen nueve, gritando explicando su vida y que no quería aprender catalán del otro, con el que ni siquiera pudimos razonar, a la hora de pagar hizo chistes pesados y fue súper lento (no había nadie en el lugar) y olvidó ser atendido en catalán. Tienen tanta gente que no les importará esta opinión, pero bueno, poco a poco así es como se matan los negocios. Al día siguiente (cuando regrese) pediremos formularios de reclamación. Dudo que el jefe sepa que esto está sucediendo, o al menos prefiero pensarlo."