"Este pequeño bar de Mora no lo consideraría yo como un restaurante ya que solo ofrece una carta con raciones, sandwiches, bocadillos, hamburguesas y platos combinados pero atendidos desde detrás de la barra del bar, es decir sin servicio de mesas. La camarera que atendía a unos parroquianos que se tomabann unas cañas sobre los restos tirados en el suelo de servilletas de papel y huesos de aceituna me indico que mirara una carta plastificada que había en los servilleteros de las mesas. Precios económico, pero ni restos de un menú diario o de una carta de comidas: carnes a la plancha, patatas, huevos fritos, bocadillos o hamburguesas, ni siquiera ensaladas, postres, bebidas. Lo que mas me disgustó fue tener que pedir en la barra y levantarme para coger la bebida y después el plato para llevarlo a mi mesa, a pesar del escaso número de mesas de que dispone y del poco trabajo que le suponian los clientes en la barra. Con ese trato solo se puede pensar en un bar y en comer en la barra."